El Sol vuelve a ponerse, un día más, en Warmoestraat, la calle central del famoso Barrio Rojo de Amsterdam. Los bares están abiertos y repletos de curiosos turistas y clientes históricos de la prostitución. Pero en el aire se respira un cierto sabor amargo, el rechazo casi puede tocarse en los escaparates de las prostitutas; el Ayuntamiento ya no las quiere.[+]
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